¡El rincón de las palabras! - Un día en cocina

19:36 G.S.La Salle 0 Comments


Me gustaría compartir con vosotros una de las experiencias más bonitas y gratificantes que he vivido...  Nunca fui scout porque no tuve la oportunidad de serlo, pero si soy madre de dos de ellos y tuve la gran suerte de convivir con todo el grupo en el campamento de verano de 2013, en la Sierra de Gredos.

Me acababa de quedar sin trabajo y era la oportunidad de mi vida para ofrecerme a colaborar en cocina. Preparé mi mochila con tanta ilusión como lo hicieron mis hijas, aún la pequeña no pertenecía al grupo pero nos acompañó también.

¿Cómo es un día del voluntario de cocina y como se ve todo desde fuera?

Pues bien, te levantas sobre las 8, a esa hora ya hay alguien en cocina calentando la leche para el desayuno, te tomas un café y empiezas a cortar el pan que ya ha dejado el panadero. Mientras los scouts se levantan y se asean se prepara todo para cuando lleguen ellos. Mientras cortas pan observas todo lo que pasa a tu alrededor a primera hora de la mañana, un ir y venir de gente, responsables preparando la lista de la compra, otros que van a despertar a los chavales, otros que vienen a buscar un cafelito, otros llegan buscando las herramientas porque la bomba del agua no funciona..... Y sigues cortando pan y eres como el espectador de un gran teatro. Acaba el desayuno y los pimientos, cebollas, tapines, patatas te están esperando....las cacerolas de la cena del día anterior también te esperan impacientes.... Mientras cortas y pelas vas conociendo a tus compañeros de cocina y observando la labor de los responsables, y como toda cocina de cualquier casa, es el centro de reunión de todos. Se cuentan chistes, historias, anécdotas....

Los chavales comienzan sus actividades y antes de comer se van al río, al personal de cocina también nos da tiempo de un chapuzón. Llega el almuerzo, todo listo para cuando lleguen los chicos. Luego recoges la cocina, descansas, te vas al río....tiempo libre para todos. A media tarde empiezas a preparar la cena, terminas la cena y llega el momento del relax y las risas.

A los 6-7 días se empieza a preparar la marcha, los chavales estarán fuera casi tres días y tienen que llevarse comida, empiezan los preparativos, un poco de estrés, son muchos y muchas comidas, pero sigues disfrutando a la vez que trabajas. Se van los chavales y los cocineros tenemos dos días de descanso que nos da para conocer la zona. En nuestro caso fuimos a hacer una ruta al circo de Gredos, fue espectacular, unas vistas maravillosas, en plena naturaleza, tanta paz....eso no tiene precio. Casi dos días de descanso y silencio pero se les echa de menos. Comienzan los preparativos de una comida caliente que los espera. Vuelven felices y cansados pero con la energía que tienen empieza de nuevo la fiesta. Ya sólo quedan 3 días para que todo acabe y casi no nos hemos dado cuenta. Los últimos días son también intensos, ya queda poco y hay que aprovechar. El cansancio en todos se deja notar pero se vive todo tan intensamente que casi no te das cuenta.

El último día hay mucho movimiento, hay que recoger todo lo posible, además es la fiesta grande, el día de la velada, donde compartes sus sentimientos y te emocionas como si fueras uno más de ellos, sólo te falta la pañoleta que nunca tuviste pero estas viviendo algo que sólo allí podrías vivir. Ese día hay cena especial, la que les gusta a todos, hay hamburguesas y salchichas!!!! Hay actuaciones, juegos, disfraces...mucha diversión.

Cuando te levantas el último día piensas que ha pasado un tornado por allí, hay gente deambulando de un sitio a otro y cosas por todas partes, pero alguien parece sacar una barita mágica y a las 12:00, hora oficial de salida, todo o casi todo queda recogido. Volvemos a casa, con ganas ya de descansar, de darnos una ducha y dormir en nuestra cama pero.....al segundo día de estar aquí desearías volver, que todo empezará de nuevo.



Durante mis años previos como madre de scouts nunca dude de la entrega, el cariño y la dedicación desinteresada de los responsables, pero fue allí donde pude ver con mis propios ojos en manos de quién dejamos a nuestros hijos. Chicos alegres, cariñosos, con ganas de trabajar y enamorados de lo que hacen. Trabajo continuo, incesante y divertido que hace que nuestros hijos repitan y se enamoren también de lo que hacen.

Hoy, tres años después sigo recordando esa experiencia con el mismo cariño y nostalgia que el primer día. Volveré cuando la vida me vuelva a ofrecer otra oportunidad.

¡¡¡Gracias a todos!!!!




Mari Carmen Flores
Equipo de cocina Bohoyo´13

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